Jaime Arocha ha pasado de ser paciente a trabajador social con la Fundación Buen Samaritano, dedicada a los enfermos mentales graves desde hace 25 años
Jaime sufre esquizofrenia a partir de los 13 años. Con terapia y seguimiento consiguió estabilizar su vida. Hoy quiere devolver el favor que hicieor con él y por eso es trabajador social en la Fundación Buen Samaritano.
Esta fundación es gestionada por al Archidiócesis de Madrid. La fundación nació en 1998, así que este año cumple un cuarto de siglo. La Conferencia Episcopal Española trabaja de cara a la salud mental, ahora en el foco de gran parte de la sociedad. Datos como que la principal causa de muerte en los jóvenes es el suicidio justifican la preocupación generalizada, sobretodo tras la pandemia.
Jaime tardó 15 años en estabilizarse, »una media normal» en su caso. Reinsertarse ha sido difícil, pero ha venido a TRECE porque »lo que me gusta aportar es dar una imagen de que se puede trabajar de pleno derecho y mantener una vida estable».
Los razonamientos no calman, calma el afecto y la tranquilidad
Haber pasado por la situación difícil tiene la ventaja de ayudar a los demás con su experiencia. Atiende a personas en situación parecida a la que pasó. »No me calmaba que me dieran razonamientos, me calmaba ver tranquilidad y afecto en los ojos, la sensación de que no hay peligro». asegura Jaime.
Añade además que »la familia es parte del problema y de la solución. Muchos problemas vienen de la familia». Diego Pulido es el director general de la Fundación, y asegura que »la falta de límites, las pautas de crianza, la inmediatez de los adoelscentes» tienen implicaciones, pero no son problemas mentales. Y es que »no podemos patologizar todo».
La Fundación Buen Samaritano atienden al sur de la ciudad de Madrid. Los servicios de salud mental les derivan a personas con enfemredades mentales graves como esquizofrenia y trastornos psicóticos que conllevan discapacidades. Cuando les llegan, evalúan »y ven qué necesidades tiene la persona para que pueda llevar un funcionamiento lo más autónomo posible en su día a día», comenta Diego Pulido.
(Fuente noticia: Ecclesia – La Tertulia)