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La caniza azul, jugando limpio con el planeta

El pasado 29 de diciembre nos juntamos más de 50 para pasar una mañana divertida en una nueva edición de la actividad de ocio navideña Viverolandia, organizada desde el CRL de Carabanchel y llevada a cabo en el entorno natural del taller de jardinería. 

Este año, aprovechando el 50 aniversario de la fotografía titulada “La Canica Azul”, en la que un ser humano, los astronautas del Apolo XVII, fotografiaban por primera vez la Tierra entera, construimos una actividad en la que poníamos de manifiesto la urgencia en el cambio de hábitos personales y en la colaboración comunitaria para conservar nuestro hermoso planeta.

Iniciamos la actividad con un juego cooperativo en el que experimentamos que, mediante la colaboración, independientemente de nuestra edad, género o condición social, podemos hacer que nuestra “pequeña canica azul” avance correctamente.

En un segundo momento, abordábamos la necesidad de decrecer en nuestros hábitos de consumo y en el ritmo de vida generalizado que están produciendo sobreexplotación de los recursos y un alto nivel de estrés en la población. Para ello, nuestros compañeros del proyecto Rebicicla nos propusieron una carrera lenta de bicis. Con mucho humor pudimos constatar lo difícil que nos resulta a veces “bajar el ritmo”.

Más tarde jugamos una peculiar partida de bolos con los gases de efecto invernadero. Para ello, también contamos la ayuda de un compañero del Grupo por un Planeta Tierra Más Sostenible. Esperamos que la misma motivación e ímpetu que vimos en los participantes por intentar derribar los bolos que simbolizaban el dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y otros gases, se traslade a las actitudes diarias que es donde se lleva a cabo el verdadero combate contra el cambio climático.

Por último, tras haber recopilado las pistas que nos daba la canción “Il y avait un jardín” de Georges Moustaki, que íbamos obteniendo tras superar cada reto, recordamos, que la Tierra había sido y en muchos lugares aún sigue siendo un precioso jardín y nos atrevimos a imaginar cómo sería el nuestro.

Desde el equipo de preparación de Viverolandia queremos dar las gracias a todas las personas asistentes, algunas fieles de las ediciones anteriores y otras nuevas que nos ha encantado recibir por primera vez, por confiar en la actividad, esperamos volvernos a encontrar la próxima Navidad y, sobre todo, que no olviden que LA TIERRA PUEDE VOLVER A SER UN JARDÍN.