Viverolandia, es el tercer año que se lleva a cabo y siempre tiene una temática relacionada con la protección y el cuidado del planeta. En este año tan particular, lo que hemos querido destacar es que la naturaleza es un espacio de bienestar, de encuentro en el que disfrutar y valorar lo que nos rodea y sobre todo, a quién nos rodea.
Hemos abordado la situación de la pandemia de una forma constructiva, en la que dotar a los participantes, sobre todo los más pequeños, de estrategias para afrontar los momentos de dificultad.
La primera clave que hemos tratado es la ORGANIZACIÓN. Queríamos quitar el foco de lo que no podemos hacer y trasladarlo a lo que sí podemos hacer si nos organizamos forma distinta. Para ello, poníamos como ejemplo Viverolandia, en la que otros años estábamos en gran grupo, pero que en este lo íbamos a hacer diferente, entrando en grupos reducidos o unidades familiares respetando así las medidas de seguridad. Este formato de actividad ha propiciado experiencias distintas, más cercanía, momentos realmente emocionantes y ha reforzado el sentimiento de colectividad ya que estábamos construyendo algo entre todos, aunque no lo hiciéramos a la vez.
La segunda clave ha sido la SOLIDARIDAD. Superaremos antes y mejor esta crisis, que también económica, si fortalecemos los lazos sociales. Por ello, como gesto, los participantes estaban invitados a traer leche y cacao en polvo para donar a la asociación Alternativa en Marcha en su proyecto de ayuda a familias vulnerables. Los más pequeños nos han dado una lección de generosidad, algunos de ellos han abierto sus huchas y han comprado los alimentos con sus propios ahorros. Con esta iniciativa junto a la de Intercambio Solidario (leche por almendras) hemos conseguido donar en torno a 100 litros de leche y 10 kg de cacao en polvo.
En la primera actividad, un paseo tranquilo por nuestro vivero, hemos propuesto la tercera clave: MANTENER LA CALMA. Para ello, hemos trabajado desde la consciencia en nuestra respiración y en los sentidos, transformado a nuestros participantes en “detectives del bosque” o “exploradores polares”, que dotados de lupas y con un ritmo ralentizado iban haciendo interesantes descubrimientos en lo que nos rodea. Incluso, nos hemos parado delante de “nuestro Árbol de los Sueños” y tranquilamente hemos escuchado, saboreado, estado al lado de los que queremos y nos hemos permitido “soñar”. ¿Y cuáles han sido esos sueños?…..pues nuestro árbol se ha llenado sobre todo de deseos de estar con los que queremos y de que esta situación de pandemia pase cuanto antes.
En la segunda actividad hemos unido dos claves, la CREATIVIDAD y la GRATITUD, y las hemos enfocado en la construcción colectiva de un mensaje de apoyo a los mayores y trabajadores de la residencia que linda con nuestro vivero. Cada persona tenía que decorar una letra y hemos podido sentir el cariño con que cada uno lo ha hecho. Pequeños y adultos han sacado el artista que llevan dentro y lo han hecho para rendir un merecido homenaje a nuestros mayores (algunos, a sus propios abuelos y familiares que se han ido en este tiempo) y a todos esos profesionales que están trabajando tanto por el cuidado de todos. Así, uno a uno, como eslabones de una cadena, hemos creado una bella obra rebosante de amor.
El último mensaje que queríamos reforzar es que todas las personas somos importantes, todos tenemos algo que aportar, por eso, bajo la clave SABER QUE TODAS Y TODOS CONTAMOS, propusimos a las familias que prepararan algo y lo compartieran en un “fuego de campamento”. Nosotros poníamos el espacio, las familias el contenido. El resultado ha sido maravilloso nos ha desbordado. ¡Cuánta generosidad! Los más pequeños nos han abierto su corazón enseñándonos sus dibujos, sus manualidades, hasta sus poesías. Se han preparado cuentos, adivinanzas, nos han contado anécdotas personales y hasta hemos tenido un concierto de clarinete. Los adultos, a veces más tímidos que los pequeños, también nos han sorprendido y emocionado con sus relatos. Hemos podido ver la creación en directo de un cuadro y hasta nos han ayudado a conocer un paisaje interior en el que refugiarnos. Y finalmente, bailando, nos hemos despedido hasta que nos volvamos a encontrar.
A todas y todos, MUCHAS GRACIAS.